Encuestas rumbo a las elecciones legislativas de octubre

La cuenta atrás hacia las elecciones de octubre ya está en marcha, y el ambiente se siente cada vez más tenso para el oficialismo. Un estudio de RDT Consultores ha lanzado alarmas: la imagen de Javier Milei, el presidente, está habiendo una caída significativa. Por otra parte, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, se muestra como la figura emergente en la oposición. Para que tengas una idea, Kicillof ha crecido 8,6 puntos en las últimas semanas, mientras la desaprobación hacia Milei supera a la aprobación en varias encuestas.

Este desgaste no solo se siente a nivel nacional, sino también en la Ciudad de Buenos Aires. Una encuesta de Federico González y Asociados muestra que, en la carrera por el Senado, Patricia Bullrich, quien representa a La Libertad Avanza, lleva la delantera con un 34,2%. Sin embargo, su ventaja no es tan amplia ya que Mariano Recalde del Frente Patria está muy cerca con 24,8%, y Graciela Ocaña de Ciudadanos Unidos llega a un competitivo 10,9%.

En el ámbito de diputados, el panorama es aún más fragmentado. Alejandro Fargosi, que encabeza la lista de La Libertad Avanza, alcanza un 22,3% y se posiciona primero, aunque apenas por delante de Itai Hagman (20,1%, Frente Patria) y Martín Lousteau (17,3%, Ciudadanos Unidos). Como ves, la hegemonía libertaria en la capital no parece tan firme y la disputa por las bancas está abierta.

Los números en la ciudad son claros. Incluso en un distrito que históricamente ha sido más afín a la centroderecha, la ola libertaria enfrenta desafíos. La situación de Bullrich en el Senado y Fargosi en Diputados muestra que tienen ventajas, pero no son arrasadoras. Esto obliga al gobierno a reforzar su estrategia tanto en campaña como en cuestiones de gestión.

El clima electoral se complica para el oficialismo: a un mes de las elecciones, Milei parece acumular desgaste en su imagen y, a su vez, la oposición encuentra oportunidades para crecer. Es curioso, ya que el oficialismo esperaría consolidar su fuerza en la capital, pero las señales indican que el voto porteño ya no es un cheque en blanco. Así, mientras continúan con gestos internacionales y actos simbólicos, su base electoral muestra señales de debilidad.

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